31 Dec 69, 07:12:00 |
Adriana revela el secreto rumano |
Los graciosos y hasta sensuales movimientos que aprendió, tras ocho años en el equipo olímpico de gimnasia rítmica de Rumania están ahí, intactos. Aparecen cuando mueve sus manos como si fueran las alas de un ave en vuelo, También cuando sonríe o en el sensual recorrido de su cuello al enseñarles a sus estudiantes la posición correcta de la cabeza tras una rutina competitiva. Adriana Stoenescu tiene 39 años y todavía conserva la cabellera larga, clara, con la que arribó sin saber el idioma en 1996. Su carta de presentación fue el quinto lugar en el Mundial de Bulgaria 1986. Empezó a entrenarse desde los 8 años y su principal motivación fue seguir los pasos de su compatriota Nadia Comaneci, considerada la mejor gimnasta de todos los tiempos. Desde que vive en el país, las cosas no han cambiado mucho para la gimnasia rítmica. Cuando llegó, por gestiones del Colegio Menor donde fue entrenadora durante 10 años, no había en el país un lugar apropiado para practicar esta disciplina. En la actualidad, tampoco lo hay. Por eso, ella y las 10 seleccionadas provinciales de este deporte se entrenan en el coliseo Los Quitus, un escenario diseñado para el baloncesto. No se queja. Solo hace una mueca y comenta que no es lo apropiado. Sobre el piso de madera del tradicional escenario las chicas ruedan mientras mueven la cinta o ejecutan roles para atrapar la pelota, el aro y las masas. También utilizan cuerdas , con las cuales recrean movimientos que buscan la belleza en cada rutina. Sus deportistas utilizan rodilleras para amortiguar sus rodadas por el piso, que cubre antes de cada práctica con alfombras. Ellas se entrenan de lunes a viernes de 15:00 a 20:00. Las cinco horas de ensayos parecen mucho. Pero en gimnasia rítmica se busca la perfección. Y eso solo se consigue con horas y horas de repetición de los mismos y los mismos movimientos. Stoenescu observa y motiva constantemente a sus pupilas. Daniela Onofre cruza el escenario con una cinta en la mano. Da vueltas por el piso mientras suena en una grabadora la canción Esa, en versión del grupo Otros Aires. La muchacha de 16 años intenta acoplar sus movimientos al ritmo de la melodía. A la par, mientras la observa, Stoenescu también da indicaciones al resto de chicas, que tienen entre 12 y 16 años, quienes realizan solas sus rutinas, una y otra vez. Stoenescu estuvo durante ocho años en el equipo rumano y entrenaba 10 y 12 horas al día. Por eso ella es constante y exigente. Busca la perfección, aunque sus pupilas solo tendrán una competencia en el año, los Juegos Nacionales de septiembre. No hay presupuesto para competir en el extranjero. Stoenescu, cuando no está sobre la alfombra, se coloca unas pantuflas cerradas, gruesas. Observa a sus chicas, se coloca una chompa porque el escenario es frío, y sueña con llevar a Ecuador a un Mu dial de gimnasia. |
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