31 Dec 69, 07:12:00 |
Los autos clásicos vuelven a Quito en una exhibición |
Galo Maldonado conduce su Mercedes Benz, modelo 1966, solo cuando existe una exhibición de autos clásicos. En ocasiones, el timón del automóvil también lo toma su esposa Úrsula Hirtz. El resto de días el auto permanece en el parqueadero de su hogar como una especie de reliquia. Maldonado compró el coche hace cinco años. Él conocía al antiguo dueño del bólido, de quien no recuerda el nombre, y le pidió que se lo vendiera. Desde entonces, el Mercedes Benz se convirtió en uno de los objetos más preciados en su hogar. Su afición por los carros antiguos también la comparten otro grupo de ecuatorianos en el país. Ellos formaron el Club De Autos Clásicos del Ecuador (Clasec) y, todos los años, realizan una exhibición. Esta vez, el acto denominado Edición de la Ruta Quiteña se realizará este sábado 23 de abril, a las 10:00, en el Centro de Exposiciones Quito. Al día siguiente, además, habrá un recorrido de los bólidos, por el norte de la capital, desde las 10:30. Maldonado, vicepresidente del club, no es el único. Existen 24 integrantes de esta asociación. José Guerrero es uno de ellos y conserva una réplica de un auto Shelby Cobra 1966 de color rojo, que utiliza solo en recorridos o, en ocasiones, en paseos familiares. Guerrero es un aficionado de los ‘clásicos’ desde la niñez. Su fallecido abuelo, el guayaquileño Enrique Ponce Solano, solía pasearlo en autos de la época de los sesenta y los setenta. La afición también la compartía su fallecida madre María Elena Ponce. Ella conservaba coches como el Ford Convertible de 1954y el Chrisler de 1960. Guerrero recuerda, en especial, al Chrisler porque tenía costados de madera. “Nunca llegué a conducir esos autos. Uff. Ahora, quisiera tener esos modelos para pasearlos por todo Quito”. Él nunca heredó esos autos. Por ello, se interesó en otros como el Cobra, que se construyó en los sesenta para competencias automovilísticas. Este bólido tenía 380 caballos de fuerza. “Siempre me fascinó este Cobra y, como nunca pude comprarlo, me interesé en hacer una réplica”, confiesa. Por eso, hace cinco años, pidió al ingeniero Luis Nájera que fabricara la copia. Nájera aceptó y construyó la réplica. Los implementos, como el motor, los exportaron desde Estados Unidos. La réplica, según admite su actual dueño, costó cerca de USD 13 000 y la obra culminó en dos años. El Cobra también estará en la exhibición. Además, estarán autos como los Volkswagen de 1960, conocidos como ‘escarabajos’ o ‘pichirilos’. Uno de estos autos lo posee José Miguel Arcos. Él adquirió el ‘pichirilo’ cuando tenía 16 años por 5, 5 millones de sucres. Hoy, tiene 32 años, pero aún aprecia a su bólido. “Este modelo se produjo por muchos años, pero existen pocos que están en buenas condiciones”. El ‘escarabajo’ se reconstruyó hace dos años y, desde entonces, su dueño solo lo utiliza en actos como los del sábado 30. |
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