31 Dec 69, 05:12:00 |
Pedir perdón es el nuevo mandamiento de todo buen deportista |
Fallar un gol, marcarlo, celebrarlo, bajar a segunda, lesionar a un rival, tomarse una copa, tuitear con excesiva alegría, dar un premio, olvidarse de darlo... cualquier motivo es bueno para cumplir con el nuevo mandamiento de todo buen deportista: pedir perdón. Mohamed Salah, el jugador del Liverpool que marcó dos goles este martes al Roma, su ex equipo hasta la temporada pasada, y que se disculpó por ello ante los hinchas giallorossi, es el último ejemplo de la ola de arrepentimiento que invade el deporte mundial. Solo unas horas antes la revista France Football se había excusado con Andrés Iniesta por no haberle concedido nunca el Balón de Oro. "Perdón, Andrés", tituló su editorial dedicado al internacional español del Barcelona, tres días después de su primorosa actuación en la final de la Copa del Rey. No especifica el editorialista de la publicación francesa a qué otro jugador ha pedido disculpas por concederle por error el premio que habría correspondido a Iniesta. La víctima de este último gran partido del manchego fue el Sevilla, que encajó un doloroso 5-0 ante el Bara en la final copera. Ello llevó al club andaluz a pedir árnica a sus seguidores desde varias fuentes, empezando por el presidente, José Castro ("Todos estamos enfadados, y el primero yo, por lo que vuelvo a pedir perdón a la afición y, ahora, a agachar la cabeza"), a quien sector sevillista le pidió la dimisión la misma noche del partido. La plantilla se acercó al sector del campo donde se situaba su hinchada, entre muestras de contrición. El meta David Soria dijo que quisieron demostrar que "cuando se pierde, hay que dar la cara". Otro sevillista que pidió excusas fue el centrocampista francés Steven Nzonzi, aunque no tanto por la derrota como por intentar olvidarla: tras encajar el 5-0, salió de copas por Madrid. En Sevilla vive solo y en la capital, explicó, estaba su familia y le pareció oportuno pasar la noche con ella. Pedir perdón por marcar o celebrar un gol ante un ex! equipo es un clásico del fútbol internacional. El colombiano Carlos Bacca lo hizo hace dos jornadas al marcar para el Villarreal ante el Sevilla, como el madridista Isco Alarcón unos días antes cuando vio puerta ante el Málaga, cuya afición le había recibido como a un hijo. Precisamente el Málaga también ha solicitado perdón por activa y por pasiva en las últimas jornadas a sus seguidores, tras consumarse el descenso del equipo a la segunda división española. Jugadores, técnicos y personal del club comparecieron en La Rosaleda para pedir clemencia por boca del capitán Jose Recio. Como el perdón exige propósito de enmienda, Recio prometió que los jugadores "se dejarían la vida" por conseguir el ascenso. El otro equipo descendido ya a Segunda, la Unión Deportiva Las Palmas, emprendió también la senda del arrepentimiento. La directiva pidió "perdón a la gran familia amarilla, por la enorme decepción" causada. El capitán David García insistió, por si no quedaba claro: "Pedimos perdón a la afición, el equipo se ha vaciado, pero hay que pensar ya en el próximo año". Las derrotas inesperadas siempre brindan a los dirigente una magnífica ocasión de mostrar cercanía con sus socios mediante un perdón acompañado de un gesto contrito. El presidente del FC Barcelona, Josep María Bartomeu, así lo hizo tras la eliminación en cuartos de final de la Liga de Campeones a manos del Roma. "Lo siento por no haber llegado a semifinales. Ha sido un día muy triste para todos pero ya habrá tiempo para analizarlo tranquilamente", afirmó, circunspecto. Más extraño es marcar un gol y disculparse por no hacerlo siempre. Así se comportó el deportivista Lucas Pérez, tras poner fin este mes a una racha de quince partidos sin ganar. El delantero celebró su tanto ante el Málaga con un gesto de perdón a la grada. "La gente está decepcionada conmigo, al igual que yo, que estoy muy triste por el año que estamos haciendo y en el que teníamos muchas ilusiones", dijo. Las declaraciones fuer! a de luga! r o los comentarios inapropiados en las redes sociales son otro origen frecuente de sinceras disculpas por parte de los deportistas. Vitolo, extremo del Atlético de Madrid, manifestó recientemente, respecto a supuestas diferencias entre su compañero Fernando Torres y el técnico Diego Simeone, que los jugadores no eran "mujeres" que iban "metiendo cizaña". Apenas unos minutos después matizó esa expresión, o lo intentó, en Twitter: "No he estado afortunado. He querido decir que nosotros no vivimos pendientes de lo que hacen o dicen otros. Me he equivocado, pero no ha estado en mi ánimo ofender. Lo siento mucho". Las redes las carga el diablo. José Campaña, centrocampista del Levante, tuvo la ocurrencia de dar un me gusta a un tuit del defensa bético Marc Bartra, en el que celebraba junto a su equipo la victoria lograda... ante el Levante. "Quiero pedir perdón a mis compañeros, cuerpo técnico, dirigentes y a toda la familia levantinista por el error que cometí tras el encuentro ante el Betis", comentó luego en la misma red. Se dejó llevar por la rabia, dijo, por "no haber podido ayudar al equipo". El entrenador del Levante, Juan Ramón López Muñiz, no entendió su gesto: "En qué estás pensando cuando haces eso?", le preguntó. En febrero, el presidente del Leeds United inglés, el italiano Andrea Radrizzani, se disculpó ante la afición por haber "cometido el error" de fichar al técnico español Thomas Christiansen. Tras destituirle, afirmó: "Cometí un error y lo siento. Pido perdón públicamente por los malos resultados". Otras disculpas son un gesto ineludible para dejar en mal lugar a violentos o profesionales del insulto. El presidente del PAOK de Salónica, Iván Savvidis, pidió perdón por invadir el terreno de juego portando una pistola para protestar por la anulación de un gol. Este mismo mes los aficionados del Liverpool recibieron al autobús del Manchester City, ante su choque en Liga de Campeones, con una lluvia de botellas y bengalas. El club pidió disculpas por ! el "compo! rtamiento inaceptable" de sus aficionados. "No lo entiendo. Hemos intentado de todas las maneras posibles evitar una situación así. Pido perdón en nombre del Liverpool", dijo también Jurgen Klopp, el técnico Red. Una semana después el periodista Denis Balbir, comentarista de la cadena francesa W9, fue retirado de sus funciones tras criticar de forma homófoba a los seguidores del Leipzig. "Estoy contento por esos maricones, arrogantes en el partido de ida, como si estuvieran convencidos de que iban a ganar... Gilipollas", afirmó. El periodista pidió perdón, pero señaló que esas palabras no debieron emitirse: no sabía que estaban en directo. El exfubolista inglés del Liverpool Jamie Carragher también fue suspendido este año por la cadena británica Sky Sports, donde trabajaba como comentarista, después de escupir a una niña. Carragher se disculpó públicamente por su comportamiento ante unos aficionados que le increpaban: "No tiene perdón", admitió. No solo se pide perdón en el fútbol. Las disculpas más célebres de las últimas semanas, y al tiempo las menos aceptadas, fueron las que intentó hacer llegar el motociclista español Marc Márquez al italiano Valentino Rossi, tras provocar su caída en el Gran Premio de Argentina. "Creí entonces y creo que cometí un error y fui penalizado por ello. Fui a pedir disculpas, que era lo que creía debía hacer", explicó Márquez. Pero Rossi fue claro: "Si pide perdón y se acaba, vale, pero después de tantas veces no acepto sus disculpas, que venga a pedirme perdón me hace reír". Con mucha convicción pidió perdón óscar Quintana, entrenador del Real Betis Energía Plus, de la liga española de baloncesto, tras encajar ante el Barcelona un marcador inédito de 121-56. "Pido perdón por la verg enza perpetrada. Dimos pena como equipo", aseguró el entrenador, ya destituido. La selección española de rugby dejó escapar hace unas semanas la clasificación para el Mundial de Japón 2019 al caer por 18-10 ante Bélgica. Jaime Nava, ca! pitán, t! uvo que pedir excusas por la persecución al árbitro, que salió protegido del campo. En atletismo, el director técnico de la Federación Española, Ramón Cid, admitió como "error garrafal y monumental cagada" no haber reparado en que sólo cinco atletas por país y prueba podían competir en los Mundiales de Medio Maratón. Convocó a más corredores y por ello puso su cargo a disposición del presidente Raúl Chapado. Este asumió el fallo como propio y pidió públicamente disculpas a los atletas afectados. Un luchador de sumo fue apartado en marzo de la competición después de reconocer que había golpeado varias veces a un asistente. Takayoshitoshi se mostró "muy arrepentido" en público. Y hay perdones que quizá no se dirigen a quienes más los esperan. El presidente ruso, Vladímir Putin, pidió excusas antes de los Juegos de invierno de febrero a los atletas rusos por no haber logrado defenderles de las acusaciones de dopaje. "Perdónennos por no haber podido protegerles", dijo Putin al despedir a los deportistas autorizados a competir en Corea del Sur. "Sabemos cuánto cuestan las victorias en el deporte de alta competición (...), pero son doblemente difíciles cuando con el deporte se mezclan acontecimientos ajenos a él, la política y otras cosas", señaló. El perdón al resto del mundo por las irregularidades de sus dirigentes y deportistas, ese se le olvidó. EFE dep/nam/jag |
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