Los preparadores físicos de Liga de Quito y El Nacional han planificado ejercicios especiales para encarar los últimos partidos
Preparación física de los jugadores Los preparadores físicos de Liga de Quito y El Nacional han planificado ejercicios especiales para encarar los últimos partidos Se inicia noviembre, un mes en que el fútbol ecuatoriano entra en la etapa de definiciones y varios equipos se alistan físicamente para enfrentar los últimos partidos del año. En el complejo de Pomasqui, el preparador físico de Liga-Q, Bruno Militano, organiza una sesión con ejercicios de velocidad y potencia y trabajos aérobicos. Los jugadores son divididos en grupos: unos saltan con peso, otros corren con un compañero detrás frenando su carrera y también hay un grupo que trota y acelera en un área de 20 metros. Militano es el que dirige la práctica, les explica cómo deben hacer los ejercicios, hace sonar su silbato para que cambien de actividad y anima a los jugadores: "¡Bien, Diego (Calderón), lo hiciste muy bien!". El trabajo físico se realiza en medio de un ambiente agradable. Los jugadores se hacen bromas, conversan y escuchan las indicaciones del cuerpo técnico. El delantero Ariel Nahuelpan es uno de los que más bromea. Lanza balones a compañeros distraídos y molesta al personal del equipo, al doctor Marco Lascano le dice: "Doctor, corre como hombre", y todos ríen a carcajadas. A pesar de que el ejercicio es físico, los jugadores no pueden evitar tocar el balón cada vez que lo tienen cerca. Dominan la pelota, se la pasan y hasta rematan. Para Militano, el jugador ecuatoriano se caracteriza por su velocidad. "Acá, los jugadores son muy rápidos, tienen un tipo de juego directo". Por eso él cuenta que trata de estimular las fibras rápidas de cada jugador y que antes de un partido se efectúan trabajos de coordinación y velocidad puros. Luego de casi 40 minutos, los ejercicios terminan y Edgardo Bauza toma el mando para empezar con la práctica de fútbol. En Tumbaco, el acondicionamiento físico de los jugadores de El Nacional está a cargo del profesor Hólguer González. La jornada se inicia con trabajos de calentamiento y estiramiento. El preparador mezcla los ejercicios musculares con actividades con balón dominado. González considera que, para esta etapa y por la seguilla de partidos que se vienen, lo recomendable es regenerar el desgaste que existe en el jugador. Además, asegura que se debe priorizar la coordinación, velocidad y reacción. En la práctica, las actividades intensas se demoran entre 10 a 15 segundos. Luego, los futbolistas trotan por un lapso de dos minutos y vuelven a acelerar. El ambiente es tranquilo, los jugadores hablan, pero no hay muchas bromas. El defensa Javier Chila es el más inquieto. Va de un grupo a otro conversando y molestando un poco. Un niño juega con un balón en el borde de la cancha, es el hijo de Darío Bone. En cierto momento, el pequeño ve cómo su padre se le acerca mientras está trotando y se va corriendo para abrazarlo. Darío lo carga y se lo lleva nuevamente al filo del campo para que siga jugando. Los trabajos se intensifican. El profe González aumenta la velocidad y repite con mayor frecuencia las actividades. Repite varias veces: "¡Dale, dale"!. El entrenamiento físico termina a los 45", y, luego, a la cancha. (AL) ... |