Jugador juvenil de Liga-Q dice que espera marcar este domingo. Dedicará el gol a su mamá.
Mamá futbolera Rosa Enríquez vive en una casa en la que se respira fútbol Rosa Enríquez es una orgullosa madre de tres varones deportistas y ha festejado el Día de la Madre en la capital desde hace ocho años, cuando su esposo, José Francisco Cevallos, se vinculó a Liga-Q. En Quito hizo amistad con las esposas de algunos jugadores universitarios, especialmente con Andrea Enríquez, esposa del volante Patricio Urrutia. "Mis hijos, desde pequeños, han estado acostumbrados a pasar conmigo, ante las ausencias de Pancho. Siempre me han ayudado", comentó Rosa, pues no ha sido sencillo el tema de los viajes, por cuestiones futbolísticas, del actual ministro del Deporte. Sin duda, los tres heredaron de su padre el gusto por el fútbol. "En más de una forma me parezco a mi papá, pero lo más importante que he heredado de mis padres son los valores que me han inculcado para ser un mejor ser humano. Me siento muy orgulloso de tener unos padres como ellos", agregó José Francisco jr., actual juvenil albo, y comentó que dedica sus esfuerzos a su familia, porque siente que es merecedora de esas y muchas más alegrías. Rosa manifiestó: "Estar rodeada de hombres es agradable, puesto que disfruto de las actividades que ellos realizan". Se ha convertido en una costumbre presenciar los partidos de fútbol de José cada domingo. "Pensaba que el tercero sería una niña, y de pronto nació Matías. Que sea lo que Dios quiera, siempre y cuando mis niños sean siempre saludables", asegura Rosa. José promete a su madre un gol con dedicatoria en el partido ante Liga-L, ella ríe y opina que el mejor regalo que podrá recibir en el Día de la Madre será la libreta de calificaciones de su hijo, pues concluyó el año lectivo esta semana. "Cuando una es mamá, la vida cambia totalmente, las prioridades personales quedan relegadas para poner a los hijos en primer plano", comenta Rosa, y asegura que, a pesar de ser una feliz y orgullosa madre, no quiere tener más hijos. Observa a su alrededor, cuida a Matías, que empieza a jugar con la vajilla de porcelana. José también se encarga de que el menor de sus hermanos no haga travesuras, y es así como Rosa sonríe y suspira comentando que "la vida realmente cambia cuando una se convierte en madre". El mayor de los Cevallos Enríquez trata de hacer memoria, pero no hay un Día de la Madre que recuerde más que otros: "Todos han sido especiales". Espera marcar un gol ante Liga-L para hacer la forma de un corazón con sus manos. "Así sabrá que el gol va para ella", concluye. (PAM) Rosita Enríquez Es madre de tres varones futboleros: José Francisco (17), juega en Liga-Q; José Gabriel (14), entrena en la Sub 14 con el albo, y Matías (2) potencial jugador y el único zurdo de la familia. Hace menos de un año perdió a su suegra, lo cual le da un toque triste a este Día de la Madre. ... |